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Adán–ondi–Ahmán
Reunión de bendiciones patriarcales
Casa del Señor, Kirtland, Ohio
14 de septiembre de 1835
En tiempos ancestrales un hombre vivió,
en medio de un placentero jardín
donde bellas flores brotaban siempre,
desprendiendo su intensa fragancia.
Helo ahí; Adán es su nombre.
Uno de los nobles de la tierra,
con gran poder para bendecir.
Recibió el sacerdocio y progresó12;
bendijo a su simiente y a la tierra dio
bendiciones para su posesión13.
Para vida eterna los selló,
y a todas sus generaciones
que obedecieran el Plan de Salvación
hasta los últimos días del hombre:
una multitud de naciones.
Isaac y Jacob, cada uno a su tiempo,
tuvieron poder para bendecir a sus hijos14.
Así, por su fe aprendió Jacob,
e instrucciones en cuanto a sus huesos dio
de que fueran a Canaán llevados15.
Por el mismo espíritu dio José
poderosa y grande bendición
a Efraín y a Manasés también16,
y así su simiente emprendió
largos viajes aun en medio de aflicción.
Por la misma fe construyeron un barco
y atravesaron el imponente océano17.
La más escogida de las tierras heredaron,
del gran Mesías predijeron el nacimiento
y toda la fuerte conmoción18.
* * * * * * * *
Por mucho tiempo el santo sacerdocio
permaneció en todo su poder y gloria,
hasta que asesinados fueron los sacerdotes de Dios,
escondidos sus registros de los inicuos
en las entrañas del cerro Cumorah.
Su remanente se hundió en el pesar,
convertido en aborrecible pueblo.
Condenados a la miseria y la pena,
la penumbra bañando sus gratos campos,
por nación de gentiles gobernados.
Pero ahora, el sacerdocio se ha restaurado19
y de sus bendiciones participamos.
Nuestros padres e hijos queridos
con el remanente de José tienen parte,
hasta la última generación.
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Notas al pie de página
Notas al pie de página
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[1]Elizabeth Ann Whitney, “A Leaf from an Autobiography”, Woman’s Exponent, tomo VII, nro. 6, 15 de agosto de 1878, pág. 41; Emmeline B. Wells, “Elizabeth Ann Whitney”, Woman’s Exponent, tomo X, nro. 20, 15 de marzo de 1882, págs. 153–154; Edward W. Tullidge, The Women of Mormondom, Nueva York: Tullidge and Crandall, 1877, págs. 32–34.
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[2]Whitney, “A Leaf from an Autobiography”, Woman’s Exponent, tomo VII, nro. 7, 1 de septiembre de 1878, pág. 51; Wells, “Elizabeth Ann Whitney”, págs. 153–154; Tullidge, Women of Mormondom, pág. 41.
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[3]Tullidge, Women of Mormondom, págs. 41–42.
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[4]Whitney, “A Leaf from an Autobiography”, Woman’s Exponent, tomo VII, nro. 7, 1 de septiembre de 1878, pág. 51; Wells, “Elizabeth Ann Whitney”, pág. 153.
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[5]Véanse Marcos 16:17–18; 1 Corintios 12:1–11; Doctrina y Convenios 46; y Richard Lyman Bushman, Joseph Smith: Rough Stone Rolling, Nueva York: Alfred A. Knopf, 2005, págs. 147–152; véanse también Nathan O. Hatch, The Democratization of American Christianity, New Haven, CT: Yale University Press, 1989, págs. 50–55; y Michael Hicks, Mormonism and Music: A History, Urbana: University of Illinois Press, 1989, pág. 35.
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[6]Tullidge, Women of Mormondom, págs. 208–209; Hicks, Mormonism and Music, págs. 35–39; Linda King Newell, “Gifts of the Spirit: Women’s Share”, en Sisters in Spirit: Mormon Women in Historical and Cultural Perspective, Urbana: University of Illinois Press, 1987, págs. 111–150.
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[7]“Elizabeth Ann Whitney”, Patriarchal Blessings, 1833–2011, Biblioteca de Historia de la Iglesia (CHL, por sus siglas en inglés); Whitney, “A Leaf from an Autobiography”, Woman’s Exponent, tomo VII, nro. 11, 1 de noviembre de 1878, pág. 83; Parley P. Pratt, The Autobiography of Parley Parker Pratt, editado por Parley P. Pratt Jr., Nueva York: Russell Brothers, 1874, pág. 140. Con frecuencia las personas se reunían en grupos para recibir sus bendiciones patriarcales. En Kirtland, esas reuniones tenían lugar en casas particulares o en el templo. (Irene M. Bates y E. Gary Smith, Lost Legacy: The Mormon Office of Presiding Patriarch, Urbana: University of Illinois Press, 1996, págs. 38–39).
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[8]Pratt, Autobiography of Parley Parker Pratt, pág. 141.
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[9]Whitney, “A Leaf from an Autobiography”, Woman’s Exponent, tomo VII, nro. 11, 1 de noviembre de 1878, pág. 83; Wells, “Elizabeth Ann Whitney”, págs. 153–154. A lo largo de su vida Whitney cantó “de un modo inspirador”, en ocasiones en lenguas. En 1854, Wilford Woodruff registró el siguiente ejemplo: “La hermana Whitney cantó en lenguas, en el lenguaje puro que Adán y Eva usaban en el jardín de Edén. Este don se recibió en Kirtland mediante la promesa de José, quien le dijo que, si se ponía en pie (en medio de una reunión), recibiría el lenguaje puro. Ella lo hizo, e inmediatamente comenzó a cantar en esa lengua. Era la música más celestial que jamás había oído”. (Wilford Woodruff, Journal, 3 de febrero de 1854, Biblioteca de Historia de la Iglesia; véanse también, por ejemplo, Wells, “Elizabeth Ann Whitney”, págs. 153–154; y Eliza R. Snow, The Personal Writings of Eliza Roxcy Snow, editado por Maureen Ursenbach Beecher, Logan: Utah State University Press, 2000, 3 de junio de 1846, pág. 135).
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[10]Whitney, “A Leaf from an Autobiography”, Woman’s Exponent, tomo VII, nro. 11, 1 de noviembre de 1878, pág. 83. El concepto del lenguaje puro de Adán tiene su origen en la Torre de Babel y en la preservación del lenguaje para el hermano de Jared tal como se describe en Éter 1:33–37; véase también Génesis 11:1–9. (Samuel Brown, “Joseph [Smith] in Egypt: Babel, Hieroglyphs, and the Pure Language of Eden”, Church History, tomo LXXVIII, nro. 1, marzo de 2009, págs. 26–65).
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[11]El sumo consejo de Kirtland, del que formaba parte William W. Phelps, se reunió el mismo día en que Whitney pronunció estas palabras; en esa reunión se habló de la recopilación de himnos que había hecho Emma Smith (con la ayuda de Phelps como editor). El himno de Phelps, “Adam-ondi-Ahman”, fue impreso en el himnario de Smith de 1835, y se cantó en la dedicación del templo de Kirtland. (Minutes, 14 de septiembre de 1835, en Matthew C. Godfrey, Brenden W. Rensink, Alex D. Smith, Max H Parkin y Alexander L. Baugh, editores, Documents, Volume 4: April 1834–September 1835, tomo IV de la serie Documents de The Joseph Smith Papers, editado por Ronald K. Esplin, Matthew J. Grow y Matthew C. Godfrey, Salt Lake City: Church Historian’s Press, 2016, págs. 412–415; Emma Smith, editora, A Collection of Sacred Hymns, for the Church of the Latter Day Saints, Kirtland, OH: F. G. Williams, 1835, nro. 23, págs. 29–30).
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[12]José Smith enseñó que “el sacerdocio le fue dado primero a Adán”. (Joseph Smith, Report of Instructions, julio de 1839, en Willard Richards Pocket Companion, pág. 63, Biblioteca de Historia de la Iglesia, accedido el 6 de septiembre de 2016, josephsmithpapers.org; véase también Doctrina y Convenios 78:15–16).
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[14]Véanse Génesis 27:23–29; 28:1–4; 48:9–15.
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[15]Véanse Génesis 47:29–30; 50:5, 13.
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[16]Véase Génesis 48:5, 13–20.
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[17]El Libro de Mormón relata que Lehi, un descendiente de José de Egipto, viajó en barco con su familia al continente americano. (Véase 1 Nefi 17–18).
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[18]Véanse Helamán 14:2–6, 14, 20–28; y 3 Nefi 1:15–20; 8:1–25.
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[19]Oliver Cowdery a W. W. Phelps, Latter Day Saints’ Messenger and Advocate, tomo I, nro. 1, octubre de 1834, págs. 15–16; José Smith—Historia 1:71–72.
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[20]En la primavera de 1835, José Smith describió el valle de Adán-ondi-Ahmán como el lugar donde Adán dio su “última bendición” a sus hijos. En 1838, Smith especificó que Adán-ondi-Ahmán estaba ubicado en el actual estado de Misuri. (“Adam-ondi-Ahman”, accedido el 4 de octubre de 2016, josephsmithpapers.org).